Si desde un paradigma sociocultural el aprendizaje es conceptualizado como la apropiación y dominio de herramientas culturales valoradas de manera histórica por los miembros de una comunidad de práctica, ¿de qué manera la utilización de un paradigma sociocultural ayuda al diseño de actividades pedagógicas mediadas por tecnología digital, así como a la evaluación de dichas actividades y de las políticas institucionales y educativas que las sustentan?
Los humanos, por nuestra propia naturaleza, somos una especie muy sociable, puesto que gracias a las interacciones con otros, hemos adquirido diversos aspectos de nuestra herencia cultural y hemos desarrollado una gama de conocimientos con una gran carga socio-histórica; un ejemplo de esto, es el desarrollo de nuestro lenguaje.
Desde esta perspectiva, podemos decir que en el aprendizaje, el sujeto (visto como un ente individual) no es la única variable, participan otras más que no sólo apoyan al aprendizaje sino que son parte integral de él. Al intentar dar una explicación científica de los fenómenos de la mediación cultural alrededor de los procesos de aprendizaje, que no eran abordados por los estudios centrados en la construcción individual del conocimiento, surge el paradigma sociocultural propuesto por Vigotsky, que estudia al desarrollo y al aprendizaje como producto de la participación social vinculado al uso de herramientas culturales (Fernández Cárdenas, 2009a). Es importante recalcar que una de las herramientas principales que median la construcción del conocimiento es el mismo lenguaje. A partir de esto el alumno debe verse como un ente social, protagonista y producto de las múltiples interacciones sociales en las que se ve involucrado en su contexto escolar y social. En el ámbito escolar es necesario comprender el rol que juega el maestro en la construcción de conocimientos, ya que es la clave en el desarrollo intelectual del alumno, porque será quien socializará los contenidos científicos con los alumnos a partir de la instrucción y la construcción conjunta de conocimientos. Vigotsky (1978, en Fernández Cárdenas, 2009a) desarrolló el concepto de Zona de Desarrollo Próximo (ZDP) para referirse a la importancia de este espacio de construcción conjunta.

Define a la ZDP como "la distancia entre el nivel real de desarrollo, determinada por la capacidad de resolver independientemente un problema, y el nivel de desarrollo potencial, determinado a través de la resolución de un problema bajo la guía de un adulto o en colaboración con otro compañero más capaz". Por lo tanto, el papel de la interacción social con los otros (especialmente los que saben más: expertos, maestros, padres, niños mayores, iguales, etc.) tiene importancia fundamental para el desarrollo psicológico (cognitivo, afectivo, etc.) del niño-alumno. El termino andamiaje, originalmente utilizado como una metáfora educativa, permite explicar desde una perspectiva sociocultural, la función tutorial del enseñante (profesor, un adulto o compañero más capaz) en el proceso de enseñanza aprendizaje. El andamiaje explica la asistencia o ayuda pedagógica que el enseñante otorga al aprendiz (estudiante) para que éste pueda resolver un problema, poder llevar a cabo una tarea o para la construcción de algún conocimiento; que en un nivel inicial, el aprendiz no podría hacerlo por sí solo. Ésta ayuda pedagógica, a manera de intervenciones del profesor para tender puentes cognitivos entre el conocimiento y el aprendiz, debe mantener una relación inversa con el nivel de competencia en la tarea de aprendizaje manifestado por el aprendiz, de manera tal que mientras más capaz sea el aprendiz de lograr el objetivo educativo planteado, menos serán las intervenciones del enseñante y viceversa (Díaz Barriga Arceo & Hernández Rojas, 2010a, pág. 5). Bruner (1997, en Daniels, 2003) ha presentado un esquema detallado del término andamiaje y lo ha relacionado directamente con el concepto vygotskiano de la Zona de Desarrollo Próximo (ZDP), que ubica el papel del enseñante y la naturaleza interpersonal del aprendizaje. El potencial de aprendizaje del aprendiz puede valorarse mediante la ZDP.
Para Vigotsky la relación entre sujeto y objeto de conocimiento no es una relación bipolar como en otros paradigmas, para él se convierte en un triangulo abierto en el que las tres vértices se representan por sujeto, objeto de conocimiento y los artefactos o instrumentos socioculturales. Y se encuentra abierto a la influencia de su contexto cultural. De esta manera la influencia del contexto cultural pasa a desempeñar un papel esencial y determinante en el desarrollo del sujeto quien no recibe pasivamente la influencia sino que la reconstruye activamente.
Para Leont’ev (1981, citado en Fernández Cárdenas, 2009b) la unidad de análisis más conveniente para considerarse en el análisis del desarrollo sociocultural de la mente o la conciencia humana es la noción de actividad, más específicamente la “Teoría de la actividad”. En esta teoría se caracteriza a la acción humana como un proceso mediado por herramientas y orientado a metas, el cual puede ser caracterizado en tres niveles, dependiendo del grado de atención o conciencia del sujeto en la organización de eventos: actividad, acción y operación. Pero como toda herramienta útil, para que su uso no se desvirtúe, éste debe ser mediado o condicionado a ciertas reglas de operación, convenidas socialmente por la comunidad (escolar y social), ampliando de esa manera la interacción entre los elementos de la teoría de la actividad, mostrado en el Triángulo expandido de la actividad o sistema de actividad, basado en Engeström (1990, citado en Fernández Cárdenas, 2009b).

Además de las relaciones sociales, la mediación a través de instrumentos o herramientas culturales permiten el desarrollo del alumno. Tomando en cuenta que estos se encuentran distribuidos en un flujo sociocultural del que también forma parte el sujeto que aprende. Una herramienta cultural que cobra mayor importancia en el aula es la computadora, y junto con ella los programas de cómputo que permiten llevar a cabo innumerables tareas dentro del currículo escolar, estas tecnologías junto con otro tipo de dispositivos y recursos digitales son las llamadas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Desde la perspectiva sociocultural, ésta herramienta es entendida como un artefacto que crea diferentes contextos de interacción que a su vez permiten al alumno apropiarse de conocimiento y desarrollar habilidades asociadas a la participación social alrededor de la computadora (Newman, Griffin y Cole, 1989, en Fernández Cárdenas, 2009a).
Las TIC pueden ser utilizadas en diversas actividades, entre ellas la educación, en donde su uso beneficia el desarrollo humano. Estas optimizan el manejo de la información y el desarrollo de la comunicación en todas sus expresiones. Las ventajas que pueden ofrecer las TIC dependen en gran medida de la manera en que se utilicen y la importancia que se les otorgue. Con ellas se pueden generar nuevas oportunidades de acceso a la información, desarrollar nuevas capacidades, fomentar la creatividad, el aprendizaje colaborativo, abrir nuevos canales de comunicación eliminando barreras de espacio y tiempo. Además, las TIC en el ámbito educativo, favorecen los procesos de aprendizaje, y dan más significado a los conocimientos que los alumnos van construyendo y permite al docente mejorar su práctica docente y ampliar sus competencias didácticas.
Entonces, podemos pensar en mejorar las pedagogías insertando estas tecnologías en las actividades escolares desde en diseño de las propuestas didácticas. Estas pedagogías pueden promover la comunicación y no sólo la oral, sino también la comunicación escrita, y hasta puede generar nuevas formas de expresión verbal que tienden a diversificar el lenguaje ya existente, simplificándolo sin demeritar el sentido de lo que se esté expresando. Se puede fomentar también el aprendizaje colaborativo, ya que el acceso a internet a través de las computadoras, los dispositivos móviles y las redes sociales, permite implementar estrategias de socialización. Por ejemplo, las redes sociales permiten la creación de comunidades de aprendizaje, ya que fomenta la creación de grupos de trabajo que son una fuente valiosa para la innovación, el aprendizaje y el conocimiento organizacional (Sengel, citado por López Falconi, 2010).
Las TIC y su implementación en las prácticas pedagógicas, revoluciona la naturaleza del aprendizaje, el rol del maestro y el diseño de las propuestas didácticas curriculares, debido a esto, también las estrategias de evaluación de los aprendizajes debe evolucionar para ajustarse a las practicas innovadoras de construcción de conocimiento a través de las TIC. Es por eso, que puede analizarse su impacto en el proceso educativo desde los cuatro principales enfoques de la psicología del aprendizaje. Pero sin duda, el paradigma que más se identifica en la implementación de esta tecnología es el sociocultural, puesto que muchas personas y en especial los alumnos ya experimentan con las TIC, y han aprendido a usarlas como producto de la mediación cultural y social en la que están, a partir de esto, el uso de estos dispositivos a generado diferentes contextos de interacción, permitiendo al alumno compartir y construir conocimientos, y también desarrollar habilidades asociadas a la participación social alrededor de la comunicación generada con los dispositivos (Fernández Cárdenas, 2009a).
Esto nos indica que las TIC, promueven practicas situadas; contextualizadas debido a que la comunicación y las diversas actividades alrededor de estos dispositivos se sustentan en prácticas de lengua escrita y la creación de diversos medios de comunicación visual (imágenes, videos, presentaciones, interactivos, etc) socialmente mediados y conceptualizados como procesos interactivos y dinámicos implementados de manera dialógica.
Para que la utilización de las TIC sea relevante en el proceso de enseñanza-aprendizaje es necesario cambiar el modo de evaluar y aun más importante, cambiar el concepto que se tiene de evaluación. Al igual que las TIC nos ayudan a potenciar los aprendizajes de los alumnos, también nos pueden ayudar a tener una evaluación más efectiva de los aprendizajes de los alumnos. Las posibilidades que nos dan las TIC nos permitirá sustituir o innovar estrategias de evaluación que veníamos aplicando en nuestra práctica docente, puesto que modifican los modelos educativos preestablecidos y a los escenarios de aprendizaje, tanto del contexto áulico como en otros espacios con flexibilidad de tiempo y espacio.
Referencias
Daniels, H. (2003). Vygotsky y la Pedagogía. Barcelona: Paidós.
Díaz Barriga Arceo, F., & Hernández Rojas, G. (2010a). La función mediadora del docente y la intervención educativa. En Estrategias docentes para un aprendizaje significativo. Una interpretación constructivista. (Tercera ed., págs. 1-14). México, D. F.: McGraw Hill.
Fernández-Cárdenas, J. M. (2009a). Las tecnologías de la información y la comunicación desde la perspectiva de la psicología de la educación. (J. Arévalo Zamudio, & G. Rodríguez Blanco, Edits.) México, Distrito Federal, México: Secretaría de Educación Pública/Dirección General de Materiales Educativos.
Fernández-Cárdenas, J. M. (2009b). Aprendiendo a escribir juntos: Multimodalidad, conocimiento y discurso. Monterrey: Comité Regional Norte de Cooperación con la UNESCO / Universidad Autónoma de Nuevo León.
López Falconi, J. E. / Compiladores: Burgos Aguilar, V. & A. Lozano Rodríguez. (2010). Comunidades de prácticas de valor para el aprendizaje organizacional. En Tecnología Educativa y Redes de Aprendizaje de Colaboración(131-150). México: Trillas.